¡Derribemos los muros de la precariedad y la desigualdad que vivimos las mujeres trabajadoras!
Muchos testimonios cercanos ponen de manifiesto que las mujeres seguimos padeciendo desigualdad, precariedad, empobrecimiento y exclusión del mercado laboral…lo cual se ha agravado con la crisis desencadenada por la pandemia.
Los datos lo corroboran:
+La tasa de actividad se sigue manteniendo un 10% más baja que la de los hombres (antes, durante y después de las restricciones).
+La temporalidad ya llega al 41 % y los contratos a tiempo parcial al 74%
+La tasa de desempleo alcanza el 16,36 % lo que supone un 3,5 % más alto que el masculino, tendencia que continúa la pauta del 2019 y 2020.
+Las mujeres cobran 14,1% menos que los hombres de media, lo que equivale a dos meses de salario.
+Las mujeres trabajan gratis 43 días al año.
+Las mujeres de entre 25 y 44 años sin hijos tienen la más alta tasa de empleo (72,8%). A medida que aumenta el nº de hijos e hijas, disminuye dicha tasa (con 3 o más hijos: 53,7%). +El 27,2% de las mujeres se encuentran en riesgo de pobreza.
+La pensión media de las mujeres es de 837,98 € mientras que la de los hombres es de 1260,02€. Estos porcentajes reafirman la situación de vulnerabilidad que viven muchas mujeres que pertenecen a los sectores más precarizados: más paro, temporalidad, parcialidad, desempleo. Si somos jóvenes e inmigrantes la desigualdad se duplica o triplica.
Por estos motivos, este 8 de Marzo:
Reivindicamos una vez más el derecho a un trabajo digno y a la dignidad en nuestro trabajo. Compartimos con la Organización Internacional del Trabajo que es necesario la subida del salario mínimo, incrementar los servicios públicos que mejoren nuestras condiciones para la participación, asegurar la recepción de un salario igualitario y posibilitar que las trabajadoras sumergidas salgan a la luz y mejoren sus condiciones. Creemos que, como sociedad, debemos repensar el modelo y financiación de los cuidados a fin de que las condiciones de empleo en este sector claramente feminizado mejoren.
Debemos extender los espacios en que hombres y mujeres comprometidos en esta causa nos encontremos para tomar conciencia de estas situaciones de desigualdad que propicia nuestro sistema económico y favorecer así un cambio de mentalidad que nos beneficiará a todos y todas. Nos comprometemos, pues, a seguir compartiendo estos planteamientos con otros movimientos y organizaciones eclesiales, sindicales, sociales y políticas tratando de promover juntos este cambio de mentalidad para que las instituciones garanticen los derechos de todas las mujeres a un trabajo digno y a seguir generando experiencias que nos permitan vislumbrar una sociedad más justa e igualitaria.
Queremos seguir construyendo en nuestra iglesia y en el mundo la comunidad de iguales que Jesús creó, y como aquellas mujeres discípulas que anunciaron su resurrección, seguir comunicando la esperanza en nuestros ambientes y promover la justicia.
“Resistirse a la precarización tendrá que implicar no solo cuestionar críticamente el sistema económico y los valores políticos, sino también, plantearse cómo crecer personalmente, cómo formar, educar y conseguir una ciudanía consciente, crítica y capaz de actuar colectivamente para procurar el bienestar de toda la comunidad” (Neus Forcano)
Delegación diocesana de Astorga de AS y PO.