- El objetivo de esta colecta es poder afrontar una obra de restauración en cada arciprestazgo.
Al igual que el año pasado, la diócesis de Astorga pone en marcha la Campaña PARROQUIAS SOLIDARIAS, en esta ocasión bajo el lema: SOSTENIENDO UNA BUENA CAUSA, ¿NOS AYUDAS?
El objetivo de esta colecta veraniega consiste en, tal y como ha denominado el Consejo de Presbíteros, “ayudar a pequeñas parroquias de los cuatro arciprestazgos que necesitan realizar obras de restauración y que no pueden afrontarlas con sus escasos recursos económicos”.
En nuestra Diócesis hay 974 parroquias, la mayoría con poca población y escasos recursos económicos, que no pueden afrontar la conservación de sus lugares de culto.
Se trata de una acción adelantada del Día de la Iglesia Diocesana para las parroquias rurales, las cuales reciben muchos visitantes durante los meses de verano. El momento de realizar la colecta es el propio mes de agosto, cuando el párroco considere.
Esta colecta será realizada en el mes de noviembre por las parroquias de La Bañeza, Bembibre, Fabero, Ponferrada, A Rúa-Fontei y O Barco.
Los destinatarios de la misma son todas aquellas personas que quieran colaborar en la conservación de los templos parroquiales: los que viven habitualmente en las parroquias de la iglesia particular de Astorga y acuden a las celebraciones litúrgicas, los que lo hacen de forma esporádica con ocasión de bautizos, bodas, funerales, fiestas, los que pasan las vacaciones en sus pueblos…
No se piden en la misma grandes cantidades de dinero, sino pequeñas y numerosas y, a través de cualquier medio: en efectivo, por transferencia bancaria a la cuenta de la parroquia, en el portal www.donoamiiglesia.com y por Bizum: 07836.
La Iglesia, para realizar la misión que Jesucristo le confió, necesita la colaboración de todos sus miembros. Mantener la actividad evangelizadora requiere un nuevo tratamiento de la acción pastoral y de la economía que la sustenta, a la vez que una implicación en ellas de todos los diocesanos. La corresponsabilidad económica es una faceta más de la corresponsabilidad pastoral.
Es una acción de la Diócesis y para la Diócesis, un proyecto de comunión y corresponsabilidad, que se mantendrá en el tiempo, al estilo de la primera Comunidad cristiana: “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común... Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba” (Act. 4, 32-35).
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