Aquí estoy, querido lector, con el gozo de una iniciación presentado mi libro de poesía, “Cantos de lejos”.Toda primera presencia tiene la alegría de una alborada.
Recoge el libro unos cuantos poemas que han sido escritos la mayoría de ellos hace bastante tiempo; algunos cuando tenía diecisiete años. Han guardado silencio a lo largo de estos años; sin embargo siempre han querido volar porque el deseo más escondido de toda palabra es dirigirse a otro so pena de evaporarse.
Han nacido en el silencio, el hogar de la escucha, donde la palabra crepita como lumbre, susurra como el aire, brota como el agua y engendra como tierra. Por eso, siempre la palabra del poeta es debida. El pone su voz que quiere ser canto y canto humano porque se dirige a otro ser humano con pretensión primera de emocionar, de evocar y de convocar.
Beethoven daba más importancia a la poesía que a su propio arte. Aseguraba el genial músico que la poesía es la más preciada joya de una nación. Un aforismo francés reza así: “la sociedad necesita de la poesía como la noche necesita de las estrellas” Estos dos testimonios no dejan dudas sobre la prevalencia y la necesidad del arte de la palabra, para el enriquecimiento espiritual de un pueblo.
“Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía” escribió Becquer. Y San Juan de la Cruz:“Una sola palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio debe ser escuchada”. Quién en silencio escucha el latido de toda palabra que palpita en el corazón de la realidad siempre escuchará un eco, sentirá un latido, descubrirá una huella de Dios, aunque sea “…entre la niebla”(A. Machado). Así, san Juan de la Cruz escribe en la 5ª estrofa de su Cántico espiritual: “Mil gracias derramando/ pasó por estos sotos con presura/ y yéndolos mirando/ con sola su figura/ vestidos los dejó de su hermosur” No es de extrañar que ya Platón en De republica y Aristóteles en Metaphisica a los poetas antiguos como Homero y Hesíodo les llamaran originariamente teólogos. Y que los filósofos entre las cualidades del ser le atribuyeran el pulchrum.
Por estos aires vuelan todos los poemas de este libro porque la Belleza y el Amor son para ser cantados.
*El libro se puede adquirir en las tres librerías diocesanas y en la librería El Progreso de Astorga.
Francisco Javier Redondo de Paz.
