NOTA
Querido Padre Juan José y comunidad parroquial de Puerta de Rey
Quiero manifestaros mi cercanía ante el dolor que ha supuesto para vosotros el doloroso y dramático asesinato de María Isabel que compartía con vosotros la fe, participando en el coro parroquial y en otras actividades. Tristemente su muerte se suma a la muerte de otras mujeres que sufren malos tratos o mueren asesinadas violentamente. Esta violencia contra la mujer es una lacra social que todos debemos combatir con la prevención primero, con un juicio justo en caso de producirse un delito y con el cumplimiento íntegro de las penas por parte de los agresores.
El Cardenal arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española se refirió a la violencia doméstica que mayoritariamente afecta a las mujeres con estas palabras que suscribo totalmente: “La idéntica dignidad personal del varón y la mujer nos mueve a rechazar toda forma tanto de prepotencia y autoritarismo como de discriminación y humillación. ¿Cómo es posible que la suma intimidad entre personas se convierta en violencia suprema?” (Discurso a la Asamblea Plenario de los obispos españoles, noviembre de 2017).
La vida de cualquier ser humano es inviolable porque es obra del Creador. Nadie tiene licencia para eliminarla. Todo lo contrario. El mandato del amor fraterno que Jesús nos mandó nos obliga a hacer el bien a todos y a velar por la dignidad de la vida de nuestros hermanos.
Con la fe y la esperanza puesta en Dios, el único que pude devolver la vida al hombre después de su muerte, encomendamos al Señor a nuestra hermana María Isabel y pedimos la gracia del arrepentimiento y de la justicia para quien fue su asesino.
Acompaño con mi afecto y oración a todos los que participáis en la celebración de la Misa exequial, particularmente a los familiares de María Isabel.
Y a todos os imparto mi bendición.
† Juan Antonio, obispo de Astorga
