• Los actos previstos a la Eucaristía fueron suspendidos debido a las restricciones actuales a causa de la pandemia.
El domingo 22 de noviembre, coincidiendo con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, tenía lugar la clausura del Año Jubilar del Venerable D. Ángel Riesco Carbajo, en la iglesia de Santa María de La Bañeza a las siete de la tarde. Una celebración presidida por el Obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández, y concelebrada por los prelados de León, Mons. Julián López; el emérito de San Bernardino (California), Mons. Rutilio del Riego y por el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro, quien recordaba que “Don Ángel era un hombre bueno, como reza su epitafio ‘pasó haciendo el bien’ y sus hijas misioneras y sus fieles dan fe de ello», una idea en la que también coincidió el prelado asturicense.
En la Eucaristía de Acción de Gracias participaron alrededor de doscientas personas, respetando así las limitaciones de aforo, entre las que se encontraban un grupo de sacerdotes diocesanos, una amplia representación de entidades religiosas y civiles, la Asociación de Amigos de Don Ángel y decenas de fieles bañezanos estuvieron presentes acompañando a las Misioneras Apostólicas de la Caridad en un día tan especial para ellas.
D. Jesús Fernández recordaba en la homilía que “D. Ángel destacó sobre todo por el espíritu de trabajo, la humildad, la alegría, la fe y la caridad. Cada día agradecía a Dios los talentos que la había regalado y procuraba rentabilizarlos para bien de los demás. Pasar por la vida haciendo el bien era una de sus obsesiones, aprendida ya desde niño.”
Un hombre que siempre estaba alegre, con una sonrisa en la boca a pesar de sus sufrimientos y también, tal y como recalcaba el prelado asturicense: “nos encontramos ante un modelo de interiorización, ante el paradigma de un alma contemplativa en la acción. Tanto valor concedía a la oración que les decía a sus hijas: “Puedo dejar un día de comer o de dormir, pero nunca puedo dejar de orar”.
En la celebración que pone fin a este año de gracia concedido por la Penitenciaría Apostólica romana al ser reconocidas las virtudes heroicas de Don Ángel, se dio lectura al decreto que permitió a los fieles lucrar indulgencia plenaria en las condiciones acostumbradas entre noviembre del pasado año y el día de Cristo Rey de este 2020 y se rezó la oración para pedir la intercesión del Siervo de Dios ante la tumba donde reposan sus restos mortales.