Emocionante fue sin duda la jornada de Acción de Gracias celebrada en la ciudad de La Bañeza el domingo 24 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey, con motivo de la declaración de Venerable de D. Ángel Riesco Carbajo, Obispo y fundador del Instituto Secular “Misioneras Apostólicas de la Caridad”.
Diversas conferencias se sucedieron a lo largo de la mañana tras el saludo de la Directora General de las Misioneras Apostólicas de la Caridad, Emilia Estévez seguido de la inauguración de los Actos por parte de D. José Luis Castro Pérez, Administrador Diocesano (Sede Vacante)
La primera de la ponencias corrió a cargo de Dª Mª Victoria Hernández, Postuladora de la causa de Beatificación y Canonización de D. Ángel, con el título: “La fama de santidad, punto de partida y de llegada en el reconocimiento de las virtudes heroicas”. Ella misma ha escrito un libro sobre D. Ángel con el que se obsequiaba a los participantes a la jornada.
También contaron con la participación de D. Ramón Fita Revert, Canónigo de la Catedral de Valencia y colaborador en la Causa de D. Ángel Riesco, quien habló de la santidad como tema de estudio histórico.
La mañana concluía con la intervención de D. Marcos Lobato prelado de Honor de Su Santidad, quien recordó en todo momento la firmeza, fortaleza y sencillez de D. Angel. Recordando que “su fe la situaba por encima de sus sufrimientos personales que vivió sin lamentaciones y sin quejas. Un místico obsesionado con el amor a la Virgen y a San José”.
Ya por la tarde, tras la actuación folklórica de “La Rueca”, de San pedro de Ceque, D. Pedro Rodríguez Ramos, Asesor del Instituto Secular Misioneras Apostólicas de la Caridad, pronunciaba la última conferencia titulada: “Don Ángel, fundador. El corazón de un padre, que tuvo una corazonada sacerdotal. Las Misioneras”.
A las siete de la tarde, en la Parroquia de Santa María de La Bañeza, lugar donde reposan los restos mortales de D. Ángel Riesco, se celebraba la solemne Eucaristía, presidida por el Cardenal Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez, quien recordó que “D. Ángel pasó diez años marginado en Tudela, a veces se hablaba de un silencio martirial, seguramente, orillado en la vida, año tras año. Hay silencios de muchas categorías, hay un silencio que propiamente es silenciamiento, humillación para que nadie hable, un control de todo, ese tipo de silencio es el arma el tirano. Hay otros tipos de silencio como el de la confidencialidad. Por respeto a la persona no comunicamos lo que se nos ha dicho y hay otro tipo que reproduce el de Jesús en la Pasión, él ante muchas acusaciones guardaba silencio. Eso es silencio de inmensa dignidad. El de D. Ángel es un silencio de inmensa dignidad, también de humildad ante Dios. Él estaba seguro que Dios defendería su causa y la ha defendido. La celebración de esta tarde está en conexión con esta defensa del Señor que levanta a los humildes y a los humillados. Es un silencio también de comunión eclesial, que es admirable. Él puso en manos de Dios su vida y su causa humildemente, sin romper nunca la comunión eclesial. Él puso su causa en manos de Dios. Es un ejemplo, vivo y elocuente.”
Cerca de 50 sacerdotes además de los obispos de León, Mons. Julián López, de Mondoñedo-Ferrol, Mons. Luis Ángel de las Heras y el Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. Francisco Pérez participaron en este Misa en la que el presidente de la Conferencia Episcopal Española emplazó a los asistentes a la beatificación de D. Ángel, “para la que queda mucho trabajo por delante pero que espero que pronto llegue a producirse.”
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