Como cada 6 de diciembre el Seminario de Astorga celebra a su patrona, La Inmaculada, con una Eucaristía solemne presidida por el Sr.Obispo, Mons. Jesús Fernández.
Una emotiva celebración en la que participaron seminaristas, sacerdotes, autoridades... en la Capilla del Seminario.
El prelado asturicense ha recordado en la homilía que "situada en el corazón del Adviento, esta celebración alimenta nuestra esperanza, una esperanza sometida a prueba por la acción del tentador. Precisamente, la primera lectura, tomada del libro del Génesis, nos ha presentado el pecado original, el pecado de nuestros primeros padres. Frente a la llamada respondida con fidelidad por parte de María, se sitúa la respuesta de nuestros primeros padres. Después de desobedecer al Creador, se culpan mutuamente de haber seguido la voz del Maligno. Llama la atención la bondad de Dios que, a pesar de haber sido burlado por el hombre, le busca para recuperar su amistad."
D. Jesús también ha tenido presente el momento de escasez de vocaciones que estamos atravesando: "este ambiente asfixiante está dificultando las vocaciones a la vida cristiana y, en concreto, a la vida sacerdotal. Como nos recordaba s. Juan Pablo II, se necesita crear una cultura vocacional que impulse la vivencia de la fe como escucha y seguimiento de Jesucristo. Cuando nuestras familias, cuando nuestras comunidades entren en esa clave, sin duda aumentarán las vocaciones. En definitiva, no habrá mejor animador vocacional que aquel que viva su fe como respuesta a un Dios amante que le llama a vivir en plenitud la vida, en comunión con los hermanos y en servicio desinteresado a los demás. Dejémonos, pues, de lamentos inútiles y vivamos de verdad la vocación a la que hemos sido llamados."