Diócesis de Astorga

El nuevo diácono tiene 24 años y es natural de Castro-Urdiales (Cantabria)

El pasado 15 de octubre, festividad de Santa Teresa de Jesús, fueron muchas las personas que se acercaron a la S.A.I. Catedral de Astorga para acompañar a Gonzalo Vitoria en su ordenación de diácono.

Una bonita y cuidada celebración guiada por D. Álvaro Lobato y Dña. Raquel. Un numeroso grupo de sacerdotes y amigos de Gonzalo, procedentes de Cantabria, que se unieron a los de nuestra diócesis, presidida por el Sr. Obispo, D. Jesús Fernández González, acompañado del Vicario General, el Cabildo Catedral y formadores de los seminarios.

El prelado asturicense recordó a Gonzalo en la homilía que “Todos los cristianos estamos llamados hacer fructificar este carisma, donado por el Señor a través del sacramento del bautismo, pero de un modo especial estás llamado, tú, querido Gonzalo, al recibir hoy por la imposición de mis manos y la plegaria de ordenación, el carisma de Cristo servidor. Como un criado más del señor, has de esforzarte en hacer llegar con tu voz la invitación divina a sentarse en el banquete del reino a todos los que encuentres por el camino, a todos. Les dirás que Dios los ama, y los invita a seguirle para morir con él al pecado y resucitar a una vida nueva, para formar una comunidad viva que testimonie la fe, viva el amor y camine en esperanza. Celebrarás con ellos la salvación y serás testigo de la amistad con Jesucristo y, sobre todo, serás el servidor fiel y solícito que sirve la ración a sus horas en el banquete del reino. Para hacer posible este compromiso te comprometerás ante mí a vivir el celibato, de este modo, se verá fortalecida la caridad pastoral, se acrecentará la caridad apostólica, te resultará más fácil consagrarte al servicio de Dios y de los hombres sin dividir el corazón. Al mismo tiempo adquirirás el compromiso de ejercer la función de Cristo, cabeza y pastor, en la parte que te corresponde, permaneciendo unido a tu obispo y bajo su dirección, sin olvidar tampoco caminar en conjunto con el clero y el pueblo fiel, en el contexto de una iglesia sinodal. En este compromiso nunca estarás solo, a tu lado camina siempre el Señor, cuenta también con nuestro apoyo e intersección.”

Estoy seguro que más de uno pensará: ¿A cuántas cosas tiene que renunciar Gonzalo? Es verdad, en la vida no se puede elegir todo, pero lo conocéis bien y permitidme la expresión “sabéis muy bien que no es tonto”. Así que, como podéis suponer, si deja algo que es valioso, ¿no será porque ha encontrado algo o a alguien que es mejor? Te invito a confiar en Jesucristo, no le tengas miedo, está vivo, te ama y quiere lo mejor para ti, escúchale, dialoga con él y si te invita a seguirle de cerca no lo dudes, síguele, entra en su familia que es la iglesia, la harás más grande, en ella te acompañaremos y juntos afrontaremos la misión de anunciarlo a quien no lo conoce con nuestra palabra y testimonio, seguros de que, como dice el Papa francisco, “La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.” Quienes se dejan salvar por él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.”

Tras la homilía, el candidato se postró en el suelo de la seo asturicense durante el canto de las letanías. Mons. Fernández le impuso las manos y recitó la oración consagratoria confiriéndole así el sacramento del Orden en el grado de Diácono. D. Alejandro Castillo, párroco de Santa María de Castro-Urdiales, parroquia de Gonzalo, junto al anterior Rector del Seminario Mayor, D. Enrique Martínez, ayudaron al joven a colocarse la estola de forma terciada y a ponerse la dalmática de color azul, vestidura propia del diácono.

Una vez revestido de diácono, el Sr. Obispo le hizo entrega del Evangeliario y le dio el beso de la Paz, acogiéndolo en el presbiterio. Gonzalo ofició por primera vez como diácono, asistiendo al Obispo en la celebración eucarística y ayudando en la distribución de la comunión a muchas personas que quisieron acompañarlo en este día tan importante en su vida.

La celebración concluyó con el tradicional ágape al que se suele invitar a los asistentes en el Seminario. El nuevo Diácono dirigió unas palabras al finalizar la celebración en las que dio gracias a todos los allí presentes: “Enrique, has sido como un padre para mí durante todos estos años de seminario, y los sigues siendo, aunque ahora no sigues siendo mi rector. Gracias a mi familia que está aquí, la que ha podido venir, y pues, que siempre me ha apoyado estando más o menos de acuerdo, pero siempre ha respetado aquello que el Señor marcaba para mi vida. Y gracias a todos ustedes que en alguna medida me han acompañado a lo largo de estos años, algunos desde hace más tiempo, otros más recientemente, pero también son importantes y por eso están hoy aquí. Y todos los que no han podido venir y quisieran estar. Me acuerdo especialmente de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús a las que tanto debo y a las que tanto quiero. Y, sobre todo, gracias al Señor, que es el verdadero artífice de todo esto.”