Ya en la recta final del Año Diocesano de la Santidad que estamos celebrando, tenía lugar la JORNADA DE ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES, en la víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el jueves 27 de junio en Villafranca del Bierzo.
Nuestro querido obispo D. Juan Antonio, tenía un especial interés en este encuentro que proyectó como una oportunidad para vivir la convivencia presbiteral, orar juntos y reflexionar sobre la necesidad de ser sacerdotes santos, ofreciendo su ejemplo de unidad y fidelidad a Dios y a la Iglesia en las comunidades que sirven.
Una jornada que daba comienzo con la acogida en la Colegiata donde tenía lugar la celebración penitencial. Seguidamente, todos los sacerdotes participantes fueron en procesión hasta el monasterio de la Anunciada por las calles de esta villa berciana. Allí, junto a las reliquias de San Lorenzo de Brindis en el IV Centenario de su tránsito, celebraron la Eucaristía, presidida por el Administrador Diocesano, D. José Luis Castro, quien destacaba que “con este encuentro de hoy los sacerdotes de la diócesis de Astorga nos unimos por primera vez de manera conjunta a la celebración de la llamada Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los sacerdotes que el Santo Padre convocada cada año para toda la Iglesia entorno a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús”.
Teniendo presente en sus palabras al prelado asturicense: “nuestro recordado y querido obispo D. Juan Antonio concibió este día como una ocasión de encuentro fraterno entre los hermanos sacerdotes, con un tono penitencial y solidario que remarcara por un lado nuestra necesidad de constante conversión y renovación interior, ante la indignidad del don maravilloso que Dios nos ha regalado a cada uno. Por otro lado, remarcar la importancia de ser desprendidos y cercanos a otros hermanos que, habiendo recibido el mismo don divino, sufren penosas carencias y no tiene las mismas posibilidades materiales de vivir su ministerio de entrega a los demás como nosotros.”.
La homilía concluía recordando a sus hermanos sacerdotes que “para servir a la Iglesia y al mundo necesitamos ser santos y también santificadores. Nunca nos cansemos de ponernos a ello cada día. Estemos seguro de que el Señor siempre viene con nosotros.”
El encuentro finalizaba con una comida fraterna en la que se realizaba una colecta, que recaudó 3.260 euros, en favor de los sacerdotes de las diócesis venezolanas de Calabozo y Cabimas, con las que nuestra diócesis colabora regularmente y que pasan ahora por una penosa situación.