El miércoles 20 de noviembre, Día Universal del Niño, se celebraba además, por tercer año consecutivo, la Jornada de Oración y Penitencia por las Víctimas de Abusos, una petición a la que se ha sumado la Conferencia Episcopal Española y también la diócesis de Astorga. Con este motivo la Delegación Diocesana de Protección de Menores y Acompañamiento a las Víctimas organizaba dos acciones concretas. La primera de ellas tenía lugar a las 18:30 h en la Casa de la Misericordia de Astorga. Una Mesa Redonda titulada “La Iglesia: un espacio seguro” en la que participaban tres miembros de la delegación. El primero de ellos en intervenir era el sacerdote diocesano José Antonio Crespo Franco, quien abordó esta problemática desde un punto de vista espiritual. A continuación, la abogada civil y canonista Ana Belén Fraile Pérez centró su exposición en el marco jurídico antes estas situaciones y finalmente, Casimiro Bodelón Sánchez psicólogo clínico y experto en maltrato infantil habló de su experiencia como psicólogo en esta triste realidad.
La segunda parte de la jornada tenía lugar en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima donde se celebró una Eucaristía por las Víctimas de Abusos, amenizada por el coro del Santuario de las Ermitas (Ourense) y en la que participaron tres sacerdotes diocesanos. José Antonio Crespo presidía la celebración y recordaba en todo momento la necesidad del Señor que todos tenemos.
La delegada de Protección de Menores y Acompañamiento a las Víctimas, Mª José Díez Alonso, destacaba durante su presentación, “la preocupación con la que nuestro querido obispo D. Juan Antonio quiso afrontar este tema y cumpliendo con el propósito para el que creó la DELEGACIÓN EPISCOPAL DE PROTECCIÓN DE MENORES Y ACOMPAÑAMIENTO A LAS VÍCTIMAS DE ABUSOS, queremos seguir adelante con la tarea encomendada de asesorar, coordinar y acompañar en caso de denuncia y el objetivo principal de velar para que las instituciones diocesanas sean espacios seguros para nuestros niños y adolescentes.”
El Papa Francisco, en su Carta Apostólica en forma Motu Proprio “Vos estis lux mundi” nos dice: “Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles”. Esta reflexión es una llamada a nuestras conciencias, ante la que no podemos permanecer pasivos, más bien todo lo contrario: hemos de mostrarnos abiertos, respetuosos y comprensivos, superando sentimientos de desconfianza, rencor y vergüenza.