La caracterización de “Trabajo Decente” fue hecha por la Organización Mundial del Trabajo (OIT) en 1999 definiéndolo como disposición de empleo para todos en condiciones dignas y saludables, salario justo, Seguridad Social, sindicación y negociación con la empresa, en igualdad para varones, mujeres y jóvenes. Benedicto XVI, en Caritas in veritate n.63, asumió esa misma definición y contenido de “Trabajo Decente”.
En España, la Iglesia, a través de la plataforma “Iglesia por el Trabajo Decente” (ITD), está comprometida en la promoción a lo largo de todo el año del Trabajo Decente, a través de la mentalización y formación dentro y fuera de la Iglesia y de la comunicación e interpelación a las instituciones públicas y sociales sobre el desarrollo del mismo. De una forma especial, desde hace siete años, viene celebrando esta Jornada Mundial en el mes de octubre.
Manifestamos la permanencia y agravamiento de situaciones laborales carenciales, precarias e injustas en nuestra diócesis de Astorga. Señalamos algunas de ellas, como la despoblación creciente del medio rural debido a la falta de rentabilidad del trabajo agrícola-ganadero, esencial para la alimentación de todos, a causa de la estrategia de las empresas mercantiles que pagan los productos por debajo del coste de producción. (Además de otras graves condiciones a nivel sanitario, servicios, acceso a Internet…).
Existe un desempleo en la provincia de León de unas 30.000 personas (15%), un porcentaje amplio de empleo precario, de brecha de género desfavorable a la mujer, de desempleo y precariedad juvenil.
Las zonas mineras han sufrido un cierre traumático, sin la previsión asegurada de creación de empresas y empleos alternativos. El descenso de población en las cuencas mineras es ya muy elevado y continúa aumentando.
Se producen alarmas sorpresivas de despidos de trabajadores, como ha sucedido recientemente en la empresa de material eólico de LM en Ponferrada, sin justificación objetiva, por causas o fines puramente lucrativos de la empresa multinacional.
Además de poner de manifiesto esa destrucción o depauperación del empleo, falta mucho para lograr un trabajo digno para todos, que revista las características señaladas de Trabajo Decente.
Es necesario la formación y capacitación de obreros en paro, así como la dotación de la suficiente protección económica social (salario mínimo suficiente, salario mínimo vital, subsidio económico mientras dure todo el periodo de desempleo forzoso).
Reclamamos y apoyamos la justa reforma del sistema de pensiones y la superación de la reforma laboral del año 2012 que facilitó de manera casi total el despido libre y anuló la necesidad del convenio colectivo.
Es hora ya de legalizar la residencia y el trabajo de tantos y tantas inmigrantes que realizan labores esenciales sin reconocimiento de derechos laborales y sociales, y sometidos a la arbitrariedad y abusos de los empleadores.
La Iglesia, concretamente nuestra Iglesia Local de Astorga, reclama, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo digno para hombres, mujeres y jóvenes en total igualdad. No se trata de celebrar una fecha de modo puntual, sino de desarrollar esta tarea de modo permanente como aspecto fundamental de la Evangelización del Mundo Obrero.
“En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no es solo un medio de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (Francisco, Fratelli tutti n. 162).
Comisión Diocesana de la HOAC de Astorga