La Iglesia celebra el domingo 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, que este año lleva por lema, «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”»
El delegado episcopal para la vida consagrada, D. Juan José Prieto Villoria resalta que “es una jornada para recordar y orar “por los que rezan”. Los que habéis hecho de la oración y la contemplación, no una forma de desarrollar vuestra vida, sino una forma de ser en la vida. A lo largo de todo el año nos encomendamos y encomendamos a vuestras oraciones nuestras personas, las de los que sabemos que están pasando por momentos de dificultad, los problemas que, a veces, llegan a nuestras vidas y nos agobian, tantas circunstancias y situaciones que nos hacen sentir frágiles y vulnerables, incapaces o impotentes para poder buscar y encontrar una salida. Y nos acogemos a vuestras valiosas oraciones con la esperanza de que esa plegaria, elevada con fe y devoción por vuestra parte, sea escuchada y atendida por el Padre de toda misericordia.”
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
Atravesar los muros de un monasterio permite comprobar que allí la realidad se rige por una ley que “surge de las entrañas del Evangelio. Contemplar para asentir a la verdad y la bondad y la belleza del Dios que se revela a cada instante”.
Las dos María, iconos perennes para los consagrados contemplativos
Los obispos señalan como iconos perennes para los consagrados contemplativos a los dos Marías, la hermana de Betania y la madre del Señor. Las dos están “cerca del Señor en toda circunstancia, incluso allí donde imperan las tinieblas del dolor y el sinsentido: en la tumba del hermano muerto o en la cruz del hijo agonizante”.
Ambas “representan ejemplos eximios de la vocación contemplativa en la Iglesia” por en ellas “se cumple esa peregrinación interior por la que la visión humilde del Señor en todo tiempo y lugar termina traduciéndose en una senda esforzada de discipulado”.
«Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”», lema de este año Respecto al lema de este año, los obispos resaltan que también podría decirse desde la perspectiva inversa: «Haciendo tu voluntad aprendemos a contemplar tu rostro». Se trata, explican, “de un movimiento con cadencia de ida y vuelta que, justamente porque apela a los dos polos de la experiencia (el receptivo y el activo, el don y la respuesta), hace crecer la fe hacia cotas cada vez más intensas de relación con Dios y oblación fraterna”.