La Solemnidad de la Santísima Trinidad nos revela la interioridad, la intimidad de Dios, la comunión de amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; único Dios vivo y verdadero. “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser” (Mc 12,29-30). “Dios es amor” (1Jn 4.8.16) y en su amor nos incluye a todos. De ahí procede que el Creador también nos dotó de interioridad, de intimidad, para recibir amor y dar amor, para la comunión. No somos una superficie sin profundidad, exterioridad corporal sin alma interior. Por ello somos capaces de Dios hasta el punto de alojarse en nuestro interior el mismo Señor, que nos creó. Consciente y libremente entramos en el Misterio de Dios, cuando por creer en Él nos sabemos amados y amamos. Esta es la experiencia de la Vida Consagrada Contemplativa. A este estado de vida se llega tras hacer el camino, que nos descubre San Agustín: “Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones 1,1). Y ahí permanecemos para “tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama” (Santa Teresa, Libro de la vida 8,5). Es un estar en amor con quien sabemos que está con nosotros amándonos y que afecta a nuestro ser. Preciso es creerlo y quererlo, para vivirlo. Vida Contemplativa es el ser y el estar con el Señor de modo muy visible: <<María, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra... “María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”>> (Lc 10,38-42). Gran don que el Señor concede a su Iglesia, que en la Jornada de hoy ora por las/los que son su corazón orante, su alma viviente. Así lo reconoce la Iglesia y así lo agradece al Señor, su Esposo. El lema de la Jornada es el mismo Jubileo de la Misericordia en horizonte contemplativo: “Contemplar el Rostro de la Misericordia”. ¡Cuánto nos sugiere este lema! La “Jornada pro Orantibus” nos va haciendo conscientes de la lenta desaparición de nuestras Comunidades Contemplativas en la Iglesia Particular de Astorga. Un interrogante con varias respuestas posibles. Entre esas varias respuestas no podemos orillar nuestro hacer pastoral incapaz de profundizar en la mente y en el corazón, para entrar en la vida de nuestros creyentes. Un trabajo pastoral tan de costumbre rutinaria que para nada interpela a los que van entrando en este hacer y vivir superficiales. Así viene siendo en los grandes montajes religiosos, en los que nuestra gente participa como espectadores, aunque tengan asignada alguna intervención particular. No hay interrogantes; no hay corazón creyente. ¿Habrá experiencia orante en este tipo de acciones pastorales? Si nuestra acción pastoral no nos lleva a orar, se vuelve estéril y nos aleja de la Vida Contemplativa. Día eclesial “Pro Orantibus” para pensar, reflexionar, meditar, orar, agradecer e interrogarse. P Manuel Blanco M, cm; Delegado para la Vida Consagrad