Acompañada de un gran número de personas y de más de 70 pendones la Virgen de Castrotierra hacía su entrada en Astorga en la tarde del 1 de mayo. El Sr.Obispo, Mons. Juan Antonio Menéndez, le daba la bienvenida en la Catedral con las siguientes palabras:
Catedral, 2017
¡Salve, Reina de cielos y tierra!
A ti te suplicamos los que gemimos en este valle de lágrimas bajo el peso de nuestros pecados. Como lo han hecho nuestros padres en la fe durante tantos siglos, también nosotros, ahora, queremos saludarte hoy como Reina y Señora de todo lo creado.
Te saludamos María porque eres la Madre de Nuestro Señor Jesucristo y sabemos por la fe que Él mismo te elevó a lo más alto del cielo como Reina y Señora de cielos y tierra. Desde allí intercedes constantemente por todos nosotros que somos tus hijos. Tu Hijo Jesús así lo dispuso cuando, en la cruz te entregó al discípulo amado. Tú, coronada de estrellas, tienes la gran misión de interceder por todos los discípulos de tu Hijo que todavía peregrinamos en la tierra, guiados por la fe en Dios, por la esperanza en sus promesas y confortados mutuamente con el amor fraterno.
Te saludamos, María, porque eres Madre de la Iglesia y con tu manto la proteges y alientas siempre, especialmente en los momentos de duda y de crisis. Así lo hiciste cuando, dispersos los discípulos de tu Hijo, los reuniste para orar en el Cenáculo y alentar la esperanza en Dios que siempre cumple su promesa. Nosotros, dispersos por diversos pueblos de esta comarca que tú presides como Reina desde la atalaya del Santuario de Castrotierra, nos hemos reunido aquí para orar contigo esperando que el Señor todopoderoso nos ayude y nos consuele en medio de nuestras fatigas.
Te saludamos María porque eres nuestra madre, madre de cada creyente que confía en ti y sigue tu ejemplo de fidelidad a Dios que siempre cumple su promesa. Acudimos a ti como un niño acude a su madre para que lo alimente, lo limpie, lo acaricie y le enseñe las cosas de la vida. Sabemos que tú nunca has abandonado a los que confiadamente acudieron a ti. Por el testimonio de esta confianza de nuestros mayores hoy estamos aquí ante ti como hijos que te quieren y a los que tú también quieres de verdad.
¡Bendita, tú, entre las mujeres!
Queremos darte la bienvenida a esta Santa Apostólica Catedral de Astorga a la que tu imagen peregrina para estar con sus hijos, especialmente, con tus hijos agricultores que piden tu protección para sus cosechas. Como un día Isabel te dio la bienvenida a su casa y, sorprendida por tu presencia, se llenó de gozo y de alegría, hoy también queremos darte la bienvenida a la casa de la familia de los hijos de Dios de la que tú eres como la hermana mayor que se preocupa de todos, particularmente, de los hijos más pobres y necesitados. Como tu prima Isabel, también nosotros hemos salido gozosos a tu encuentro para saludarte a ti y a tu Hijo Jesús, Nuestro Salvador. Enséñanos a llevar a Jesús en nuestra vida como lo llevaste tú en tu seno a casa de Isabel. Enséñanos a llevarlo a los demás para que también salten de gozo al reconocer su presencia. Enséñanos a estar siempre dispuestos a servir a quien lo necesita como tú lo hiciste cuando el arcángel te anunció que tu prima estaba embarazada y te necesitaba.
¡Ave María, llena de gracia!
Contágianos tu confianza en Dios para que se disipen nuestras dudas y huyan nuestros miedos. Así, seguros de que la ayuda de Dios nunca faltará a los que invocan su santo nombre con verdadera fe, pidamos lo que necesitemos como tu Hijo enseño a sus discípulos a pedir: “Pedid y se os dará, buscad y en contraéis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre” (Mt 7,7-8). Ayúdanos tú a saber pedir lo que nos conviene. Ayúdanos tú a saber pedir en primer lugar la fe en Dios, la salvación, la gracia y la vida eterna a Aquel que sólo él lo puede conceder.
¡Ave María, llena de gracia!
Te damos gracias por salir a nuestro encuentro y confortarnos con tu amorosa y maternal cercanía. Tú aborreces el pecado porque fuiste preservado de él desde el momento de tu Concepción Inmaculada por los méritos y la gracia de tu Hijo Jesús, enséñanos a aborrecer el pecado y ayúdanos a saber vivir en gracia de Dios, a frecuentar los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía, a vivir como hermanos. Ten piedad y paciencia con nosotros tus hijos si todavía no hemos entendido y guardado en el corazón la Palabra de tu Hijo Jesucristo.
¡Ave María, llena de gracia!
Atiende los deseos y las súplicas de todos los que a lo largo de estos nueve días vendrán a tu presencia para venerar tu imagen. Muéstrales tu ternura de madre buena que quieres a tus hijos, sean como sean. Qué al mirar tus ojos misericordiosos se acuerden de que Dios es Padre misericordioso y bueno que lo da todo y no pide nada a cambio porque es eterna su misericordia. ¡Qué abran los oídos del alma como tú los abriste cuando el arcángel Gabriel te anunció la Encarnación del Hijo de Dios; para que la Palabra también hoy se haga vida en la vida de los hombres y fecunde la tierra como la lluvia y el rocía que caen sobre el campo!. ¡Qué se abran los cielos y las nubes dejen caer la lluvia sobre nuestros campos para que las acequias rebosen de agua y la tierra de fruto abundante que alimente a todos los seres vivos que aclaman y canta al Creador!.
† Juan Antonio, obispo de Astorga
El Plan Pastoral tiene como objetivo general afrontar el reto de la evangelización en la Dióesis de Astorga transformando nuestra estructura y actividades…
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