Gracias a las personas voluntarias esto es posible, hoy en las instalaciones de Cáritas Astorga se encuentran Jose María, Julia, Angelines, Pili, Encarna y otras personas que colaboran y son el pilar fundamental de Cáritas en la ciudad.
Estos voluntarios se encargan diariamente de preparar los alimentos para las familias que citadas vienen a recogerlos cada mes. En cuanto al tema de la inflación y la subida de precios en la compra, Jose Manuel, director de Cáritas en la UPA de Astorga, comenta que el perfil del demandante no ha cambiado mucho. “Casi un 75% de los usuarios, lleva mucho tiempo viviendo en España, algunos de etnia gitana y otros colectivos, el otro 25% de los usuarios son personas que llevan menos o acaban de llegar, del norte de África, Este de Europa o Hispanoamérica.” Las personas apuntadas en listas, suelen ir cambiando, señal que encuentran trabajo y ya pueden asumir estas necesidades. El banco de alimentos les suministra casi todos los alimentos que vienen siendo unos 10.000 – 12.000 kilos semestralmente, a falta de algunos productos que van añadiendo pensando en los menores. Como la leche y el aceite que aportan a las familias haciendo un esfuerzo con los recursos propios que tienen obtenidos de las campañas de Navidad, Operación kilo… Una de las voluntarias, Angelines, se encarga diariamente de acudir a Alimerka donde les facilitan productos perecederos como pan y que gracias al trabajo de esta voluntaria pueden repartir a los usuarios diariamente. A parte, otras empresas voluntarias hacen aportaciones para incrementar esa lista de productos.
Hace un tiempo presentaron un nuevo proyector, “El contenedor del ropero” que su director Jose Manuel, califica como “un éxito porque ha facilitado a las familias poder depositar todos los días de la semana ropa.” Y de esta forma pueden ayudar a las personas que la necesiten sin necesidad de horarios.
Con el comienzo del curso, este año incorporarán un nuevo proyecto al que denominan “Atención a menores en exclusión”. Un par de tardes a la semana, los niños que pertenecen a estas familias en riesgo de exclusión social pueden acudir para adquirir hábitos alimenticios en la merienda, apoyo escolar y convivencia entre ellos. Comenzarán con unos 10 niños de la etapa de primaria, aunque les han pedido apoyo también para secundaria.
Para ellos usuario es toda aquella persona que tiene una necesidad, sin ningún tipo de distinción. En ocasiones a parte de facilitarles alimentación también les ayudan con los trámites burocráticos, hacen de intermediarios para búsqueda de empleo de personas que se ofrecen y otras que demandan trabajadores o con simple acompañamiento.
De cara al futuro sus proyectos irán pensando en los jóvenes, la formación y sensibilización, los mayores, economía solidaria “Comercio Justo” entre otros.
