El seminario diocesano de Monte Corbán de Santander fue el lugar elegido para la reunión, el miércoles 29 de enero, de la Provincia Eclesiástica de Oviedo, conformada por las diócesis de Oviedo, León, Astorga y Santander.
A lo largo del año se celebran varios encuentros, principalmente de los Obispos de las cuatro diócesis, aunque esta última, que se celebra una vez al año, es especial, porque en ella participaron además de los Obispos, los Vicarios Generales y Episcopales de cada una de las cuatro iglesias particulares.
El objetivo de estas reuniones es tratar temas comunes y establecer diálogo sobre preocupaciones que tienen en cada una de sus diócesis. Tal y como aseguró el obispo anfitrión D. Arturo Ros, «siempre es un gozo encontrarse con los hermanos y mucho más, incluso, recibirles en casa. Estamos encantados de acoger esta reunión en Santander”. Y es que, estaba designado, dentro de la rotación que se realiza entre las cuatro diócesis, que esta se celebrara en Santander.
La jornada comenzó con una oración en la capilla del seminario. Un momento de recogimiento y de encuentro con el Señor para poner en sus manos los frutos de esta reunión para bien de las diócesis.
A continuación, se reunieron los Obispos para tratar temas concretos de la vida diocesana y los vicarios en otra sala para debatir igualmente sobre asuntos diocesanos que llevar a la puesta en común posterior, donde se pasó a debatir los temas tratados en ambas salas.
El objetivo es concretar respuestas a necesidades de las diócesis, a la multitud de asuntos pastorales, de seminarios; de clero o de liturgia. El tema fundamental fue el seguimiento del año Jubilar en cada diócesis. En palabras de D. Arturo: “lo importante es el trabajo de comunión, de caminar juntos, de ayudarnos unos a otros y de compartir experiencias y vivencias. Es más que importante, es necesario y es manifestación de lo que somos, de una única Iglesia que camina unida”.
Por su parte, el Arzobispo de la diócesis de Oviedo, D. Jesús Sanz Montes, aseguró que “las cuatro diócesis compartimos retos y dificultades y buscamos juntos las posibles soluciones”. Añadiendo que “es una ocasión para rezar juntos, para darnos un abrazo de amigos y para compartir luces y sombras”. Asimismo, mostraron su preocupación por la adaptación y la acogida de los sacerdotes que llegan de otros países y continentes: “En su inmensa mayoría compartimos el idioma, pero no basta la lengua; también son importantes las costumbres y las inercias. Vamos a dialogar sobre la mejor forma de acoger, acompañar e integrar de una manera adecuada a estos sacerdotes”.