En el vídeo del mes de marzo, D. Jesús nos recuerda que "cualquier turista que visite estos días de Semana Santa los templos y las manifestaciones de piedad popular de nuestros pueblos y ciudades, sacará la conclusión de que España es un país muy religioso. Los análisis sociológicos, sin embargo, coinciden al concluir que somos un país de cultura religiosa, pero de alma pagana. ¿A qué se debe, pues, esta explosión celebrativa y piadosa? Mi buen amigo Agustín Domingo Moratalla, filósofo y profesor de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, lo ve como expresión de la “cultura de la tregua”.
Esta misma cultura serviría para explicar la intensificación de las manifestaciones religiosas, igual que las muestras de cercanía, la proliferación de regalos, las felicitaciones y los buenos deseos de paz, también en Navidad. En este sentido, cabe traer a la memoria la tregua pactada entre soldados alemanes y británicos el día 25 de diciembre de 1914, en la frontera franco-belga, tregua que les permitió jugar un partido de fútbol. A decir verdad, no fue el deporte el que los llevó a la tregua, sino el deseo de poner pausa a la hostilidad sangrienta que venían manteniendo.
