Son muchas las celebraciones que a lo largo del Año Diocesano de la Santidad (que está llegando a su término) se han ido realizando a fin de que, fijándonos en la vida ejemplar de los santos, particularmente los de nuestra Diócesis de Astorga, intentemos imitarlos llevando una vida coherente con los fundamentos de nuestra fe cristiana.
Ha habido actos a nivel diocesano, de los arciprestazgos, parroquiales… que se han desarrollado en Villafranca del Bierzo por ser precisamente allí, en el Convento de la Anunciada, donde se encuentran los restos de San Lorenzo de Brindis, del que celebramos los cuatrocientos años de su partida a la Casa del Padre, conmemoración que inspiró a nuestro querido Obispo D. Juan Antonio a celebrar el Año de la Santidad.
El Arciprestazgo de Rivas del Sil también ha querido celebrar en Villafranca un día de fraternidad y convivencia reuniendo a casi ciento cuarenta personas venidas en tres autocares desde las diferentes parroquias que lo forman: desde Páramo a Toreno, o desde Fabero a Cortiguera, recogiendo en cada pueblo por el que pasaron a todos aquellos fieles que, animados por nuestros sacerdotes, pudimos participar de un día de gracia.
Celebramos en la Anunciada los Sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía, presidida por D. Manuel, el Arcipreste, y concelebrada con otros sacerdotes del Arciprestazgo, finalizando con la veneración de la reliquia de San Lorenzo. Hicimos una visita guiada por Villafranca, disfrutando de la magnífica Colegiata; de la iglesia de San Nicolás con su impresionante Cristo de la Esperanza; la iglesia de Santiago con la Puerta del Perdón o la de San Francisco con su bello artesonado; paseamos por la Alameda y la calle del Agua y compartimos una estupenda comida que reparó sobradamente nuestras fuerzas.
Fue muy gratificante abrazar a personas conocidas y queridas de otros pueblos, pues a veces pasa el tiempo y no nos vemos pero, gracias a Dios que nos ha brindado esta ocasión, hemos podido saludar y poner al día nuestras relaciones.
No sé si somos más santos que antes, lo que sí sé es que nos gustaría serlo, por eso lo hemos intentado y lo seguiremos intentando cada día, utilizando para ello todos los medios y ocasiones que el Señor pone en nuestro camino, como ha sido el día tres de julio en Villafranca del Bierzo. Todos los que hemos participado y también aquellos que por algún motivo no han podido asistir, damos las gracias a nuestros sacerdotes por haber organizado este bonito día.
M. Paz